Hace poco, fui con mis hijos a cine a observar la última película de Marvel, y me inquietaba mucho el hecho de que aproximadamente cada 10 minutos la audiencia aplaudía de emoción, así que decidí prestarle mas atención y me di cuenta que aunque eran escenas que no aportaban nada a la narración de la historia, si cumplían con lo que actualmente se llama Fan Service. Y obviamente, al día siguiente, las redes estaban llenas de fotos de esas escenas sin sentido narrativo.
El día 1ro de Mayo de 2022, en el primer partido de la serie semifinal de conferencia entre los Golden State Warriors y los Grizzlies de Memphis, una acción del alero Draymond Green, bastión de la defensa de los de San Francisco, me hizo recordar la frase del maestro Scorsese. En un intento del defensa de los Warriors por frenar a Brandon Clarke, Green golpeó con alevosía el rostro de éste, y cuando vio que su rival seguía en ascenso hacia el aro, en una fracción de segundo decidió tomarlo por el jersey y jalarlo hacia abajo.
Obviamente, al estar el atacante en el aire, y ante la fuerte acción de Green, Clarke cayó estrepitosamente al suelo. La acción concluiría con la expulsión de Green, siendo sancionado con una falta flagrante (antideportiva) número 2. Ante la decisión, Green empezó a celebrar a rabiar delante de sus rivales y ante los fanáticos de los Grizzlies. Luego, saliendo hacia los vestuarios, continuó su eufórica exhibición chocando las manos con todos sus compañeros en el banco de suplentes.
Digamos que la acción podía haber quedado allí pero, horas después, al finalizar el partido, Green hizo un directo desde los pasillos del estadio, en donde esperó a sus compañeros, y con quienes de nuevo celebró a rabiar la difícil victoria obtenida ante los de Memphis.
Al día siguiente, las redes habían explotado, dividiendo las opiniones entre quienes justificaban el proceder del jugador de los Warriors, versus quienes opinaban que la expulsión había sido justa. Internet es un lugar de extremos, y ante el anonimato que da un avatar, y un sobrenombre (nick name), los debates se empiezan a calentar hasta el sin sentido. Ante toda ausencia del epojé de Pirron (el silencio argumentativo ante el desconocimiento), las redes se convierten en lo que Edmund Husserl definiría con esta sencilla frase: Poner fuera de juego la objetividad es radicalizarla.
Y observando todo desde la distancia objetiva que nos exige la labor periodística, no se puede llegar a otra conclusión diferente a que: un jugador que actuó de manera antideportiva, es sancionado dentro de los limites de las normas.
Con sorpresa observaba también que muchos periodistas caían en la trampa seductora de los likes y los favs, y comenzaban a tomar partido, justificando la acción de Green, y yéndose lanza en ristre no sólo contra los árbitros, sino contra la NBA, aduciendo de manera tácita que la liga se pone a sí misma un palo en la rueda al no permitir el espectáculo. También observé que algunos simplemente lanzaban un extracto del video de la falta, como si se tratase de una carnada para los opinadores profesionales de las redes, donde se podían encontrar comentarios como: “la liga se ha vuelto muy suave, juzgando este tipo de acciones”, otros mas básicos en su análisis decían “Green es así, ya lo deberían conocer”
En el mundo del deporte, y sobre todo en los deportes mediáticos, los hechos no pasan por la simple información, sino que han caído en lo que se conoce como “la narrativa”, la cual es necesaria, pero carece de objetividad, pues ésta parte del discurso emocional de quien la argumenta.
Peligrosamente esa “narrativa” alimenta la radicalización del fanático. En uno de nuestros artículos pasados, hablábamos de cómo en la actualidad se han creado los fanáticos express (aquellos que no ven los partidos, pero defienden a muerte una institución o a un jugador mediatizado), y los Warriors sí que han logrado sacar partido de esto, pero ha sido un fenómeno en el que las dos cosas se han encontrado en el camino, y a mi parecer le hacen perder belleza al hecho, por culpa de las formas.
Los Golden State Warriors de Steve Kerr, ha sido un equipo que ha escrito por sí mismo un capítulo entero en la historia de la NBA, transformando por completo el juego defensivo que reinaba en los 90s y la primera década del 2000, a uno completamente ofensivo, gracias en buena parte a la libertad que se le dio a un joven Stephen Curry, para lanzar triples sin preocuparse por las estadísticas de tiro. Los lanzamientos de triple eran un arma muy preciada en los 90s, era algo que no se encontraba fácilmente, y que quien lo tuviera podía definir un partido, o ayudar a remontar una diferencia; pero de la misma manera, este recurso se usaba con recelo. Con Curry despojado de toda presión, los Warriors lograban crear diferencias enormes contra cualquier equipo, pues sumar de a 3 puntos se termina convirtiendo en un valor exponencial. Eso permitió que el equipo dominara casi que a placer a la división del Oeste, y que lograra tres campeonatos entre los años 2015 al 2020.
Ese dominio del equipo empezó a crear narrativas, las cuales fueron sobre-explotadas en el mundo de las redes, y de los memes. Hablar de los Warriors era sinónimo de likes, clicks, favs, shares, etc. Los asesores de marketing de los Warriors así lo entendieron, y al parecer comenzaron a buscar esta sobrexposición. Hoy en día vemos que tras cada cesta de Curry, éste empieza a bailar, o hace algún gesto por demás innecesario, pero que inevitablemente al día siguiente se va a convertir en una foto que adornará todas las redes. Cuando Thompson toca el balón, el estadio grita como en su momento lo hacían los fanáticos de los Beatles. Draymond Green bravea a media liga, y los fanáticos enardecen y, acto seguido, bravean ellos a medio internet.
Cuando se cerraban las votaciones para el All-Stars de este año, Andrew Wiggins, sin tener un mejor año que otros jugadores, terminó con una gran votación de los fanáticos, logrando así una plaza en el juego de las estrellas; mientras que Klay Thompson, quien apenas iba a reaparecer en Enero tras una larga lesión (mas de 2 años sin jugar), logró también una exageradísima votación y, de nuevo, las redes justificaban lo injustificable.
El Fan Service había actuado de nuevo a favor de los Warriors.
Ahora, espero yo que la liga marque un precedente con Green, y mantenga la sanción, y limite mas este tipo de acciones antideportivas (no solo la falta, sino la pantomima posterior), y no que termine cediendo ante la presión mediática, con el fin de que los fanáticos (como en el cine) aplaudan ante un sin sentido. En las manos de la liga está que se le siga considerando como el referente del baloncesto a nivel mundial, o, como dijo el maestro Scorsese, en un parque temático.
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Williamshaq
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No hablar de la fanaticada en el estadio de los Golden State Warriors, que se ha convertido en una masa casi fanática religiosa, haciendo culto a lo fantoche de su equipo y al disfrute de la actitud grotesca de Green, arrastrada de Thompson, tediosa al extremo de Curry… En fin, unos para los otros.