Para aquellos que están abonados al canal NBA TV, conocerán el gran programa llamado Open Court. Una charla entre amigos con Ernie Johnson como maestro de ceremonias, quien suele invitar a jugadores retirados, entre leyendas, súper estrellas y jugadores de reparto, pero siempre logrando la mezcla perfecta de camaradería. Había siempre tiempo para las anécdotas, las historias, las clasificaciones entre colegas, y hasta momentos de diván, donde los invitados sacaban aquellos conflictos no resueltos en sus carreras.
En la segunda emisión de la quinta temporada (Octubre 13 de 2015), titulada “Decades”, el panel indicaba a manera de ejercicio su selección de los mejores de cada posición, por cada década, desde los 60s hasta el 2000.
Todo iba bien hasta que llegó el momento de la selección de los mejores del 2000, de manera unánime todos habían puesto en su selección a Tim Duncan. Ahí fue que me di cuenta que aún tenía que sanar mis sentimientos con aquel jugador, pues yo había crecido viendo la NBA en las décadas del 90 y del 2000, y jamás había puesto en mi selección al espigado jugador de los Spurs. Sin embargo, eran las leyendas que lo habían seleccionado, incluso Shaquille O’Neal, quien lo había enfrentado en varias ocasiones.
Seguí con la revisión del archivo y me topé con un listado de los 50 mejores de la NBA (realizado por Bleacher Repport) y el séptimo puesto lo ocupaba de nuevo Tim Duncan, por debajo de O’Neal, pero encima de Bill Russell y Wilt Chamberlain. La sensación era de estar viviendo en un mundo paralelo, porque yo también había visto a Duncan jugar y no lo encontraba tan “genial”, de hecho, era un jugador que pasaba muy desapercibido para mí.
¿Cómo era posible esto? En su momento, yo me deslumbraba viendo a aleros de poder como Kevin Garnett, Chris Webber, Chris Bosh, Jerry Stackhouse, Jermain O’Neal, entre otros, todos ellos aleros de poder que definían muy bien lo que significaba la posición: fuerza, explosión, clavadas, defensa física y condición atlética.
Ni siquiera se comparaba a otros centros de su generación (Duncan también ocupaba esa posición), tales como Shaquille O’Neal, Dwight Howard, el monstruoso Ben Wallace o el elástico Marcus Camby. Jugadores dominadores del área pintada, con una presencia física que imponía respeto, y que eran sinónimo de fuerza bruta.
Pero Duncan seguía allí, ocupando los listados. Así que la pregunta más apropiada para mí sería: ¿Qué fue lo que no vi?
Tim Duncan
Tim Duncan fue un caso particular: Su pasión era la natación lo había posicionado en las listas para participar en los olímpicos de 1992, pero el huracán Hugo destruiría las instalaciones de las piscinas olímpicas de la isla de Saint-Croix (Islas Vírgenes-EEUU), llevándose así el sueño olímpico del joven Timothy. Es allí cuando comienza a probar suerte en el baloncesto, siendo un jugador que destacaba por su tamaño y dominio defensivo.
Duncan tuvo la oportunidad de ser “drafteado” en 1995, pero decidió seguir adelante con sus estudios como una promesa que le había hecho a su madre en su lecho de muerte.
Finalmente, en 1997 sería seleccionado en la primera posición del Draft por los Spurs de San Antonio, quienes habían tenido una temporada desastrosa tras la lesión de su líder, el centro David Robinson. El equipo había tenido un récord de 20 victorias y 62 derrotas, teniendo a Robinson por fuera la mayor parte de la temporada. Les urgía seleccionar un centro que ocupara esa posición.
Para el inicio de la temporada 1997-1998, Robinson se había recuperado, pasando Tim a ocupar la posición de alero de poder. Ese dúo sería conocido como “las torres gemelas” debido a su parecido físico en altura. Duncan había tenido grandes actuaciones, inclusive ganando 22 rebotes contra los Chicago Bulls, quien en esa época contaban con el rey de los rebotes: Dennis Rodman. Contra los Phoenix Suns, el insigne alero de poder Charles Barkley dijo: acabo de ver el futuro de la posición, y tiene el número 21.
Los registros de Duncan eran buenos, muy buenos para una novato, pero su juego era tan gris que se necesitaba una cámara siguiéndolo para notar su trabajo. Rodman era un showman que acaparaba toda la atención, Barkley era fuerza pura y provocación al rival, Tim estaba allí, no lo notabas, pero sus números lo afirmaban.
Tener a Robinson en actividad fue lo mejor que le pudo pasar a Duncan, pues el centro se convirtió en el mentor del joven Tim y aunque en ocasiones sus números fueran mejores que los del capitán, Tim seguía siendo gris, sin ángel. Robinson tenía una sonrisa característica y un carisma sin igual, Tim no sonreía, pero sus números seguían allí.
Su primera temporada la terminó como novato del año y haciendo parte del primer equipo de la NBA, además del segundo equipo defensivo de la liga.
En la siguiente temporada, su equipo llegaría a las finales enfrentando a los Knicks de New York. Los números de Tim seguían bien, logrando unos números similares a los del primer año. Recuerdo personalmente haber prestado mucha atención a aquella final, ya que en los Knicks jugaba Latrell Sprewell, quien venía de cumplir la sanción de un año que le impuso la liga tras los incidentes en Golden State.
Sprewell era uno de mis jugadores preferidos y quería verlo en todo su esplendor en aquella final, sin embargo, los San Antonio Spurs arrasarían 4-1, saliendo Tim Duncan como MVP de las finales. Creo que allí fue que empezó mi bloqueo mental con el alero de los Spurs, pues había logrado ese MVP sin que me diera cuenta qué era lo había hecho para lograrlo, no obstante, sus números seguían ahí, ratificándolo. De nuevo sería seleccionado para el equipo de la NBA y el equipo defensivo del año.
Los dos siguientes años de los Spurs fueron de altas y bajas, pero sus números seguían allí, casi invariables, respaldándolo. Su equipo no había alcanzado las finales, pero Duncan lograría el MVP de 2002. En 2003 logran el título, con Duncan como MVP de la temporada y de las finales… sus números seguían ahí inalterables.
En la temporada 2003-2004 David Robinson anuncia su retiro, dejando a Duncan en el puesto de centro. Sus números no sufrieron ninguna alteración, seguían ahí.
En 2004 al equipo llegarían Tony Parker y el argentino Manu Ginobili, complementando en el equipo a Duncan. Lograrían el anillo de ese año y Tim Duncan de nuevo seria el MVP de las finales. Sus números seguían ahí, casi idénticos.
De nuevo logran el anillo de campeones en 2007, esta vez con Parker como el MVP de la final, pero adivinen qué, los números de Duncan seguían iguales.
En la temporada 2010-2011 se puede apreciar cómo sus números bajaban (sobre todo en puntos por partido), pues ya tenía 35 años y en los Spurs asomaban jugadores como Kawhi Leonard, Gary Neal o Danny Green. Ese año superaría a Kareem Abdul-Jabbar en cantidades de bloqueos en la historia de los Playoffs.
Los números de Duncan habían bajado, pero se mantenían consistentes, suficientes para un centro. En 2014 lograrían el quinto anillo, con Leonard como el MVP de las finales y con Duncan manteniendo sus números de las últimas 3 temporadas.
En 2016 anuncia su retiro de la NBA, dejando un legado de 5 títulos de la liga para los San Antonio Spurs, los únicos cinco títulos de la franquicia en su historia, retirándose en el mismo equipo por el cual jugó desde el año de su elección en el draft.
Tim Duncan fue un jugador que dedicó su carrera a seguir al pie de la letra los fundamentos básicos del baloncesto, pero que jamás destacó en ningún aspecto en particular, aburrido de ver, pero consistente en sus números. Su apodo entre sus detractores era “el gran fundamental”. Un hombre silencioso, sin conflictos en la cancha, siempre concentrado en el A-B-C del baloncesto. El campeón de la NBA de los bank shot (lanzamientos afuera de la pintura, laterales, que por lo general emplean el tablero como apoyo). Un jugador sin picos altos, ni bajos, completamente consistente, constante en sus números.
Sin darnos cuenta, Duncan había dominado la NBA durante la primera década del 2000, pero lo había hecho tan en silencio como lo era su presencia en cada partido que disputó. Logrando 13 veces estar en el equipo defensivo de la liga.
En el canal especializado de YouTube Nonstop Sports lo describieron de la siguiente manera: “Ver a Duncan jugar baloncesto era como ver a un pescador esperando con paciencia: es aburrido, (…) pero finalmente logra obtener el pez que estaba buscando”.
Finalmente creo que he podido hacer las paces con Duncan. Si un jugador hace 20 puntos, 10 rebotes, 3 asistencias y 2 bloqueos en cada partido de cada temporada durante los 19 años de su carrera, con esa consistencia, yo también lo incluiría en mi equipo.
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